como derecho humano
En el año 2000, la mayor concentración de jefes de Estado de la historia aprobó la Declaración del Milenio por la que los países ricos y pobres se comprometían a hacer todo lo posible para erradicar la pobreza y avanzar en el desarrollo sostenible fijando el año 2015 como plazo final y unas metas concretas: los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El primero de esos objetivos es “erradicar la pobreza extrema y el hambre” y una de las metas para conseguir tal objetivo es “reducir a la mitad entre 1990 y 2015 el porcentaje de personas que padecen hambre”.
Así pues, el derecho a la alimentación es un enfoque de la lucha contra el hambre basado en los derechos humanos y, en consecuencia, debe ser respetado, protegido, facilitado y garantizado por los Estados y por la comunidad internacional. Así se pone de manifiesto en el libro titulado “El derecho humano a la alimentación” que recopila diversos estudios realizados desde el inicio de la campaña de sensibilización que llevan adelante las ONG Prosalus, Cáritas y Veterinarios sin Fronteras, con el lema “Derecho a la alimentación. Urgente”.
serios obstáculos que ponen de manifiesto la notoria falta de coherencia entre políticas y actuaciones por parte no sólo de los Estados, sino también de los organismos internacionales y la sociedad en general. En concreto, apunta los siguientes:
La evolución del comercio mundial.
La deuda externa y su incidencia en la seguridad alimentaria.
La evolución de la biotecnología y su influencia sobre el acceso, la disponibilidad y la seguridad de la alimentación.
Las guerras.
La corrupción.
El acceso a la tierra y al crédito.
La discriminación de la mujer.
POR GABRIEL SALAZAR
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